29 de octubre de 2007

Los susurradores

Ayer, en medio del fragor de los resultados eleccionarios, los que seguía a boca de urna, para ver qué escribía en el blog, me llegó este mail, que me pareció mucho más interesante para compartir con ustedes, que lo que puede llegar a ser una crónica de quién gano, por qué y todo eso, que ya podrán ver en los periódicos o en la web, según cuán lejos estén.

Este mail es de Mirta Colángelo, y viene a cuento por mi post anterior, el del bajón por saber...
ahí va:


Anduve de viajes, Neuquén, Tierra del Fuego, Laprida, de ferias de libros...
...En fín, como siempre, la vida. A veces una de cal y otra de arena, a veces dos o tres de cal que enharinan o cinco de arena que te sepultan.La vida
...
Pero quiero compartir con vos el hallazgo de mi varita mágica.
Leí que un grupo de artistas franceses, dispuestos a desacelerar la locura del mundo decidieron salir a susurrar poemas al oído de la gente. La idea me pareció bellísima. Adherí a ella y me hice un susurrador.
Un tubo de los de tela que se tiran en las sederías; más o menos de 1,40m. de largo. Lo pinté con aerosol negro mate y me fui a probar a la inauguración de una muestra muy concurrida en el MAC. Sin comentarios, vestida de negro, susurrador en mano, fui susurrándoles pequeños textos poéticos a unas 60 personas. Verles las caras a medida que el texto pasaba desde mi boca hasta el oído de las buenas gentes me fascinaba y me impulsaba a seguir.
En la semana siguiente recibí 12 palomares de gente que agradecía el susurro.
De ahí en más no he parado de susurrar, Diana de mi corazón. En mis talleres de Laprida todos los participantes-cerca de 30- se fabricaron su susurrador y en la muestra final les susurramos al público. Ya andan por todo el país. Y así en Tierra del Fuego y en todo sitio por donde ando coordinado talleres o contando cuentos la idea del susurrador se multiplica.

Tengo anécdotas maravillosas. Ésta es una de las más conmovedoras: Regresando de Buenos Aires a Bahía iba hacia la terminal de ómnibus en un taxi donde el conductor, un hombre mayor, se quejaba de tener que seguir trabajando hasta la madrugada. Hacía muchas horas que no veía a su mujer, me decía.
Imaginá la escena. Iba yo sentada con mi bolso y mi susurrador en el asiento de atrás y sin pensarlo dos veces alcé el tubo y le dije que le iba a regalar una coplita para que se la dijera a su mujer cuando llegara a su casa. Y ahí nomás le susuré:

Pan es pan
queso es queso
no hay amor
si no hay un beso

Al viejo, que al principio el tubo le habrá parecido una especie de cañón, le cambió la cara y lo emocionante es que cuando llegamos al semáforo sacó una libretita y me pidió que le repitiera la copla y se la anotó. Para decírsela a mi mujer, dijo.
¿No es una maravilla?

Te lo cuento porque ya estoy imaginando que la idea te encantará y te unirás a los susurradores que andamos por este mundo apostando fuerte al poder de la poesía.
Maravilla tu blog que he vuelto a disfrutar en estos días.
Te quiero, te abrazo
Mirta

Como siempre Mirta, susurra maravillas en mi alma, y espero que en las de ustedes también.
Para leer más sobre ella: el procedimiento de la infancia o Artepalabra, un libro que salió este año.

3 comentarios:

huelladeperro dijo...

Me los encontré en francia; me encontraron.
En un pueblo en fiestas andaban entre la gente con sus largos tubos de cartón. Los acercaban al oído de alguien y ponían la boca en el otro lado.
Luego me tocó a mí.
De repente Teatro, gratis, sin haberlo pedido, teatro entre dos; un solo actor y un espectador.
Yo que soy tímido me sentí incómodo; entrampado; comprometido a mi pesar..
¡Pero qué extraordinaria expericencia! El alma de otra persona parece sonar en tu oído. El tubo transmite la verdad con una finura inusual y se descubre la bondad del otro, que no puede mentir.
El susurrador hizo una apreciación de tu persona; eligió el poema, eligió el tono y el timbre, la velocidad y el dramatismo, y su opinión de tí viaja inexcusable por el tubo. Aún lo notas ajustar el texto en la voz ante las primeras reacciones que de ti aprecia.
Luego...

Luego eres tú quien puede elegir:
el susurrador ha dicho mucho más de sí que lo que sabe de ti.
Me entregué a la emoción de compartir un poema que ya era mío a la manera que el otro lo entendía..

Gracias por tu lindo blog, me pasaré más seguido.

Danixa Laurencich dijo...

gracias huella de perro, por compartirnos esa experiencia, tan hermosa, tan lujosa, ya susurraste vos?

EA dijo...

hacia tiempo que no te vistaba
cuanto mas
estoy medio colgueti
besoss desde biei